El Salón Domeyko, de la Casa Central de la Universidad de Chile, recibió el pasado miércoles 14 de junio el conversatorio “Editar experiencias, circular conceptos: el papel de las editoriales en la gestión cultural”.
La actividad, que tuvo como objetivo analizar el papel que juegan proyectos editoriales en gestión cultural en el escenario cultural actual, contó con la participación de Daniela Salinas (Revista MGC Universidad de Chile), Roberto Guerra Veas (Egac), Emiliano Fuentes Firmani (RGC Ediciones, Argentina) y Rafael Chavarría (Colección Editorial Gestión cultural latinoamericana – Ariadna), con la moderación del coordinador del Magíster en gestión cultural de la Universidad de Chile, Fabián Retamal.
La producción editorial: diversidades y confluencias
¿Cuáles son los temas necesarios y contingentes para la gestión cultural actual y qué deberían ser abordados por la producción editorial especializada?, ¿qué rol les corresponde a las editoriales en el proceso de profesionalización de la gestión cultural?, ¿qué importancia tienen las editoriales en gestión cultural para la generación y desarrollo de políticas públicas culturales? Estas fueron algunas de las preguntas que detonaron la conversación. “Quisimos impulsar la reflexión de los participantes en relación a la necesaria vinculación que deben tener los textos especializados con los lectores y los tomadores de decisión de política pública”, señaló Fabián Retamal a cargo de la moderación del panel.
Abriendo la conversación, Rafael Chavarría manifestó que “la investigación en gestión cultural corresponde a unos de los desafíos de nuestra región mediante elementos comunes desde distintos lenguajes, territorios y sensibilidades, donde las colecciones editoriales como soporte de comunicación se torna primordial, la colección de gestión cultural latinoamericana de Ariadna ediciones pretende dar un aporte al debate y a los desafíos que enfrenta la profesionalización de la gestión cultural”.
Por su parte y respecto de la línea editorial de la Revista MGC, Daniela Salinas, señaló que “ha buscado mantener, durante sus 18 números, la divulgación e información, cubriendo diferentes dimensiones de la gestión cultural. Existe especial preocupación por mantener un equilibrio entre la teoría y la práctica -entre el pensar y el hacer-, atendiendo tanto al ámbito académico como profesional, a nivel práctico, público y privado. Además, buscamos ofrecer el espacio a diferentes interlocutores del país, de tal manera que la Revista siempre fuera pensada como un espacio participativo, interactivo, actualizado y conectado con la realidad. Un espacio democrático”.
En el caso de Egac, Roberto Guerra manifestó que “el trabajo editorial de Egac responde al de una organización cultural de base que, desde el año 2009, se ha planteado contribuir a visibilizar reflexiones y aprendizajes surgidos de la sistematización de experiencias y procesos asociativos, lo que define su quehacer. Desde allí, los temas de incidencia y asociatividad, participación ciudadana, herramientas para el trabajo con grupos y comunidades, sean los que abordan sus publicaciones, las que ya suman un tiraje cercano a los 8.000 ejemplares”.
Comentando la experiencia de RGC, Emiliano Fuentes señaló que “Rgc es un proyecto especializado en gestión cultural nacido hace unos 12 años. Nuestra misión es ser un medio especializado: contribuir a la sistematización y reflexión de los procesos que suceden en nuestra cultura y, nuestra visión es ser un medio especializado en la publicación de gestión cultural y políticas culturales en Latinoamérica. Nos mueven los valores de la defensa y la promoción de los derechos culturales y la diversidad. Creemos en la democracia cultural como único camino válido para la justicia social”.
A modo de cierre
Consultados respecto de qué es lo que viene para la gestión cultural, se mencionaron diversas rutas. Entre ellas, nombrar a la gestión cultural, visibilizando los procesos de investigación y esfuerzos editoriales existentes; compartir los hallazgos del campo y compartir dichos aprendizajes; reivindicar el valor de la sistematización de experiencias como generadora de conocimientos; fortalecer la comunidad de gestión cultural; dar cabida a nuevas voces; acercar la escritura de la gestión cultural a los diversos públicos y ampliar los territorios lectores; la necesidad de un código deontológico de la profesión, entre otros desafíos.
En ese sentido, el conversatorio significó un momento inédito para pensar las lógicas históricas de circulación del conocimiento sobre gestión y políticas públicas. Si bien, durante la década de los noventa, organismos como OEI y UNESCO cumplieron un rol clave en la edición de libros, revistas y documentos de trabajo generados en seminarios y encuentros, en la del dos mil los recientemente creados consejos y ministerios de cultura asumieron ese desafío.
Durante esos años se publicaron libros temáticos, informes y estudios que aportaron conceptos y dimensiones analíticas cruciales para entender y diseñar las emergentes políticas culturales. Sin embargo, en la última década, este rol ha mostrado señales preocupantes. Se han dejado de publicar revistas institucionales -como Pulso y Observatorio Cultural, en el caso chileno- y dejado de sistematizar en libros los seminarios y encuentros organizados por la misma institución. Lo mismo se evidencia en la circulación de estudios y compilaciones de autoras y autores expertos en el área.
Frente a este escenario, queda la interrogante de si esa función la han tomado hoy las editoriales independientes y académicas que han emergido en los últimos años, lo que, sin duda, requiere de una mayor problematización y distancia crítica, a pesar de que los hechos confirman el diagnóstico.
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