En el Centro Cultural Benjamín Carrión de la ciudad de Quito, se realizó el pasado 7 de mayo, la primera presentación en Ecuador del libro “Pensar lo comunitario. Comunidades, cultura y participación”.
La actividad, organizada por el Colectivo Cultura Siglo XXI y la Red de Cultura Viva Comunitaria del Ecuador, reunió a una treintena de personas, entre artistas gestores culturales, académicos e integrantes de agrupaciones artísticas.
Dando la bienvenida, a nombre de la Red de Cultura Viva Comunitaria Ecuador, Nelson Ullauri, señaló que con el autor del libro le una amistad dentro de la gestión cultural, recorriendo muchos países y acompañando procesos de cultura viva comunitaria, pudiendo asimilar diversas experiencias.
“Por eso, la presentación de este libro es muy importante para poder rescatar esos valores y esas concepciones con respecto a la gestión cultural comunitaria. Es necesario debatir sobre esto, lo comunitario, porque nos queda generar nuevos procesos y construir lo común, desde nosotros”. Al finalizar, señaló que el libro “es un aporte inmenso para los procesos de cultura viva comunitaria, de todas y todos quienes hacemos este movimiento, que se constituyen en aportes valiosos para ir entendiendo lo cultural como una dimensión de la arquitectura sociopolítica de la construcción de otra sociedad”.
La comunidad es nuestro sello de identidad
Por su parte, el gestor cultural Fabián Saltos señaló destacó el rol del autor en la gestión cultural: “Roberto es un gestor cultural de orientación comunitaria, que viene haciendo una suerte de reactivación de lo comunitario a través de todo el territorio chileno, desde Arica, la entrada de Chile, hasta Puerto Williams, al final del continente”, y que ya en el 2011, participara en el primer congreso de gestión cultural del Ecuador, realizado en Flacso, representando a la Red Latinoamericana de gestión cultural, de la que es fundador, “es decir, se conecta y deambula por todo el continente y nos da el privilegio de poder revivir este tipo de gestión”.
“La comunidad es lo que nos identifica a los pueblos andino americanos: la comunidad es nuestro sello de identidad, el nosotros solidario, frente al yo consumidor, que viene de los pueblos indígenas que aún conservan esa costumbre de participar”. Asimismo, destacó otro texto del autor, “Elaborando un proyecto cultural”, que catalogó como “un libro exquisito, teórica, conceptualmente y metodológicamente, que nos sirve para armar proyectos e ideas, darle una estructura lógica y sistematizar”.
Finalmente, el gestor cultural y poeta Ramiro Caiza, comenzó destacando la organización de la actividad como un ejercicio de trabajo conjunto, donde se sumaron diversos esfuerzos, para agregar que “Pensar lo comunitario”, obliga a una profunda reflexión sobre el sentir y el hacer.
“Es un libro que pretende provocar la acción política en la cultura, la acción y finalmente, posibilitar el bien común. El ejercicio de “Pensar lo comunitario” lo ha llevado por diversos caminos, saboreando las patrias y matrias locales, como el planteamiento de los otros, los de abajo, por allí va la hebra, que se desprende en forma seria para deconstruir y construirnos como pueblos hermanos desde lo diverso”.
Por su parte, Roberto Guerra, editor del libro, manifestó su alegría por la actividad, señalando que “el libro nace en un contexto muy complejo, marcado por el confinamiento y el estallido social, con toque de queda, militares en las calles, un escenario extraordinariamente complejo”, que paradojalmente permitió también, que surgieran cosas bonitas, como el libro. Asimismo, agregó que el texto busca “realizar una reflexión en voz alta y problematizar tanto la noción de lo comunitario en la cultura, como de la cultura en lo comunitario” y “abrir un debate un poco más profundo sobre qué ha hecho que lo comunitario aparezca como que está de moda”, enfatizando que existen miradas diversas, algunas coincidentes y otras contradictorias al respecto que es pertinente analizar en detalle, concluyendo con la necesidad de poner al centro “lo común” al momento de pensar la gestión cultual comunitaria.
La actividad concluyó con la realización de un brindis con el tradicional “canelazo”, la firma de libros y la interpretación de canciones de Chile y Ecuador.
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